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Sobre un poeta en Nueva York

"Oficina y Denuncia": Federico García Lorca


ANTES
Antes de leer “Poeta en Nueva York” de García Lorca, quería conocer esa ciudad.

Tal vez para no dormir durante algunos días…
Tal vez para estar ahogada en un metro de múltiples líneas y conexiones junto a diez millones de personas que se levantan día a día para tener en su mesa un pato, un cordero, una vaca o un cerdo...

Estaba decidida a fotografiarme en el Central Park: la gran mentira que nos hace creer que, en medio del ladrillo y la ventana, está natura y sus maravillas.
Finalmente –me dije en muchas ocasiones, "allá está el símbolo de la libertad", "la sede de Naciones Unidas", "algo bueno tendrá que tener el mercado desaforado"...


DESPUES 

Luego de leer “Poeta en Nueva York” de García Lorca, aún quiero conocer esa ciudad.
Supongo que mi alma que atraviesa la juventud se acostumbró desde niña a escuchar que por aquí también corren ríos de sangre.
No se hacen multiplicaciones ni sumas porque nuestra división es perpetua.
El rio Magdalena no toma aceite; su borrachera se debe al guarapo fermentado con dolor y anestia.
En Colombia también pasó el tren, pero explotó en injusticia.
Existen no sólo montañas aisladas: hay cañón, nevado y cordillera manchados todos con la sangre de cuerpos en trozos.

Existían anteojos de sabiduría. También lo sé. Pero nunca denunciaron: prefirieron escoger un sólo color en la bandera: algunos el rojo, otros el azul. Empacaron maletas y fueron a buscar oficina en Nueva York.

Por eso, yo escupo hacia el lugar por donde pasan sus aviones. 

Laura Jennifer Angulo Quintana. Bogotá D.C., Julio 21 de 2009
Laura Devos. Regalo para mi padre desde el Palace de Verdun, Marzo 05 de 2021.