Los escritos que leerás en “montañas” contemplan algunos trozos de viajes a diferentes destinaciones y también algunos trazos de viajes en el fondo de mi Alma.
Ha sido un hermoso privilegio:
- Recorrer templos y catedrales y admirar sus colores, vitrales y esculturas.
- Apreciar el olor de las especies y el sabor de las naranjas bajo las palmeras.
- Nadar en ríos que parecen mares.
- Esquiar en medio de pinos vestidos de blanco majestuoso.
- Observar el arco iris formado por las cataratas.
- Sentir tormentas de viento en playas gigantescas.
- Respetar como peregrina cada pueblito en donde la vida parece detenerse.
- Observar el intercambio cultural en un metro o en una prefectura.
- Admirar la velocidad de un tren que recorre el campo con olor a queso, vino y champagne.
- Descubrir el degradé de azules marinos que arrullan las casas de piedra blanca lisa y sólida en medio de mil olivos.
- Escuchar las campanas anunciando tanto y tanto.
- Ser conductora de bicicleta y pedalear mi destino.
- Comparar lugares monárquicos y de grandes castillos con la historia que se escribe en el cotidiano.
- Vibrar con el paso de un jeep en las más altas cordilleras.
- Rezar en medio de la selva acostada en una hamaca para que la tempestad se calme ahuyentada por los tigres escondidos y las pirañas dormilonas.
- Degustar exquisita y heterogénea gastronomía…
Para esos lugares sin relojes, sin resultados, para esos lugares con Dios, con los seres amados…
Para esos lugares de puertos, de salares, de exposiciones transportando a las galaxias de lana y arequipe…
Para esos lugares de las mil y una noches, generosos, diferentes, similares…
Para esos lugares de misticismo sublime, de escritores míticos…
Para esos lugares que nos invitan a portar un sombrero y sonreír al sol.
Para esos lugares que sensibilizan el cotidiano y nos permiten detenernos a oler rosas, abrazar árboles y a masajear pinos de sabor cítrico bosque…
Para esos lugares de miel conocidos y por conocer: MUCHAS GRACIAS.